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Hola, mis amigos me llaman Manu

¿Cómo se logra tener una presentación en redes sociales sin ser demasiado incómodo, poco desesperado y al mismo tiempo relajado y “buena onda"?



Esta reflexión es un poco diferente a las demás y un poco más extraña e incómoda para mi de escribir, pero bueno, aquí vamos. Para quienes me conocen saben que conocer personas por internet no es mi fuerte y mucho menos mi zona de confort, pero los tiempos cambian y las circunstancias también. Hoy en día tener un perfil en estas aplicaciones es aparentemente la mejor forma de hacerlo o, por lo menos, la más fácil (dirán algunos).


Yo siempre he pensado que es mejor conocer a las personas cara a cara, así de entrada tenemos una primera impresión honesta y una cierta e ingenua intuición de si están locas o no (esto va en doble vía, claramente). Adicionalmente, detrás de una pantalla la mayoría de las personas tienen un gran nivel de valentía, casi heroica se podría decir; todos nos animamos a decir lo que a la cara ni se nos pasaría por la cabeza.


Pero no nos vayamos tan adelante porque no mas entrar a las aplicaciones y crear una cuenta es toda una aventura y un reto al mismo tiempo. Todos queremos tener un buen perfil, algunos le dedican más espacio a las fotos y otros le meten un poco de contenido que desvela ciertos rasgos de su personalidad; la verdad es que todo depende de lo que estés buscando lograr con la aplicación. De igual manera, todo lo que publiques de alguna u otra manera comunica y se convierte en un factor de evaluación y juicio para quien le apareces en pantalla y decide arrastrarte hacia la izquierda o la derecha. Al final del día todo se reduce a eso.


Para mi, no más crear un perfil me produce lo que en ingles se denomina como “cringe”. Internet traduce este concepto como “sentir vergüenza ajena”, no sé si eso realmente captura la esencia de la palabra, pero más o menos funciona para decir que me da una sensación de exposición e incomodidad pública increíble.


Pero... ¿Qué se pone en la sección de presentación de las aplicaciones?


Hay personas que se facilitan la vida y no ponen nada, dejan que sus fotos (si ponen varias) hablen por si solas; otras cuentan su vida entera esperando que alguien se tome el tiempo de leer sus textos; algunos se van por una opción más humorística y abren su biografía con un chiste (muchas veces te encuentras el mismo chiste…); y otros buscan un enfoque un poco más conservador, sencillo y corto. Habrá otras categorías, pero en general estas funcionan como una sombrilla que abarca la mayoría.


El título de esta reflexión es la frase inicial de mi presentación en varias aplicaciones para conocer personas. Yo soy de las que “trata” tener una presentación minimalista, sin ser demasiado corta, pero que sea fácil de leer y digerir, claro está que la inspiración no vino sola, necesité la ayuda de varios amigos para lograr un resultado que me hiciera sentir lo menos incómoda posible. En fin, agregué las “mejores fotos del momento” y me puse a “swipear” (arrastrar a izquierda o derecha perfiles de otras personas como si fuera el catálogo de una tienda).


Cuando empiezas a swipear te das cuenta del nivel de superficialidad que se maneja en estas plataformas y de tus propios prejuicios, pero al final de cuentas, para eso te metiste ahí. Habrá quienes tengan más éxito que otros, pero como un buen amigo me dijo algún día, en el mundo hay gente para todo tipo de persona.


En fin, en esta nueva etapa de mi vida, viviendo en otro país, decidí darme la oportunidad de probar estas incómodas herramientas. Primero para conocer personas nuevas y vencer un poco ese prejuicio que tenía hacia este tipo de aplicaciones y segundo, para no dedicar mis tiempos de aburrimiento a sumergirme en los mundos fantasiosos de las series.


Como dije antes, en las aplicaciones encuentras todo tipo de personas e intereses, pero ya queda en ti plantear tus propios filtros. Fue así como empecé a conocer a un par de personas, bastante queridas, y aventurarme a salir un poco de mi zona de confort (está de sobra decir que se tomaron las precauciones de seguridad necesarias: lugar público con varias salidas de emergencia en caso de necesitar huir y múltiples “compartir ubicación en tiempo real” con mis amigos más cercanos). En resumidas cuentas, todo salió bien, fueron buenos planes, no hubo mayor riesgo y se eliminó un poco el miedo y el estigma inicial de conocer personas desconocidas.


Ya después vinieron otras historias con un resultado bastante similar y que a su debido tiempo iré contando porque me parece interesante y curioso analizar estos temas, pero a lo que va toda esta extraña reflexión es que el mundo cambia y con él las formas de conocer e interactuar con otras personas. Para algunos será más fácil y para otros nos resultará un poco más retador entrar en estas modalidades online.


No obstante, hoy en día puedo decir que vale la pena intentarlo, no por nada extraordinario, sino sencillamente porque siento que si no avanzamos con el mundo nos quedaremos un poco con el sentimiento de incomodidad e incomprensión que esto arrastra. Está claro que habrá quienes se nieguen o no lo necesiten, pero si estás en una posición similar a la mía te digo que la vida esconde muchas sorpresas y experiencias que nos hacen crecer, pero si no salimos a buscarlas nunca van a llegar a nosotros por su propia cuenta.


Así que… Hola, mis amigos me dicen Manu…

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